después de ver "el niño del pijama a rayas"

Quedé mudo...y eso que no era una historia real (aunque pudo haber sido). Pero no fue por la impresión de las imágenes o por la tristeza del relato...fue por las preguntas que vinieron después. ¿Cómo es que hay gente capaz de hacerle eso a otra gente? O más bien, ¿cómo es que hay TANTA gente capaz de tanta mierda? No estamos hablando de un grupo de enfermos que forman una secta y de repente deciden hacer la vida de otro grupo de gente más difícil. Estamos hablando de un gobierno que decide que una parte de la población ya no puede vivir como antes (o que ya no puede vivir). Que de ahora en mas, va a tener que (literalmente) trabajar hasta morir, muy probablemente en el medio sean torturados, se les haga cagar de hambre, se les despoje de todas sus pertenencias, se lo separe de su familia y se los encierre en un lugar lleno de otra gente que ligó la misma suerte. Pero para que esto sea posible se requiere de bastante más que un gobernante demente. Se requiere de un gobierno, de un ejército y principalmente (de al menos parte) de un pueblo que se banquen lo que se viene. "La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa" decía Einstein y "No me da miedo la jeringa, sino el culo que se la aguanta" solía decir mi abuela y es que peor que hacer cosas terribles, muchas veces es no hacer nada para evitarlas. El de los nazis es un caso sumamente particular, pero no concuerdo con quienes dicen que fue único, tal vez si el más terrible, pero no hay que pensar demasiado para encontrar casos similares. "Yo veo al futuro repetir el pasado, veo un museo de grandes novedades" reza la Bersuit en uno de sus temas y creo que no hay mejor manera de sintetizar la Historia. ¿Y si un día terminamos todos aceptando que no existe manera de cambiar? ¿Es eso lo que quieren que creamos, o es que realmente es la cruda verdad? Me quedo pensando que no hay respuestas, que no hay soluciones, que el mundo fue y será una porquería y que sólo nos resta decidir que hacer con nuestras (insignificantes) vidas...